Cuando las palabras te duelan, llámame
y nos abrazaremos en silencio las cicatrices,
hasta que se fundan con nuestra piel
y el cielo deje de llover
en la tierra de las palabras del dolor,
floreciendo flores
en la nieve de nuestros escalofríos
y sol en el desierto de la soledad, donde
ya nunca estaremos solos y seremos miel
de nuestros silencios,
mientras nuestras palabras duermen esperando
nacer como una lagrima en
su alegría, que yo en tus ojos siempre amare.
Esteban Regis Del Moral
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