Tengo la sed de un barco,
por llegar a tu puerto.
El aire de las alas de una paloma,
por anidar
en tus brazos y abrazarte muy fuerte amor,
que el tiempo no perdona y ha hecho
de nuestra distancia un reloj que late
en nuestros corazones,
cartas de amor escritas
con sus manecillas,
el tiempo de nuestro amor en versos,
que recitan que nos abracemos
porque sueñan con besar nuestros labios,
cuando les demos
vida, en la luz de nuestros ojos cerrados.
Pues si el cielo es silencio
nuestro amor, es estar juntos sin poseernos,
como las estrellas, como el viento,
porque si pudiera vivir nuevamente
mi vida, cometería más errores,
no lo dudaría, seria menos perfecto,
pero a tu lado,
dejando de ser poeta
para ser poesía en tu mirada.
Un emigrante que rimaría
entre tus pasos, con tu sonrisa.
Haría de tu felicidad
mi vida
y de mis sueños tu amanecer.
Mientras mi corazón escucharía
los ríos de tus venas dándome la vida,
en este mundo de silencios
y miradas ocultas, que es el amor.
Mientras yo, amor mío,
te encuentro en el cielo
dándole
formas a las nubes.
En la respiración de mis labios
suspirando por tu corazón,
donde no toco tus labios
ni tu cierras tus ojos,
para siempre ser un comienzo,
un viaje entre nuestras manos
enlazadas donde siempre ser eternos.
Siendo tú y yo un comienzo
donde soñarnos cada instante haciéndonos
realidad con los ojos abiertos.
Esteban Regis Del Moral
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